martes, 28 de agosto de 2012

La interiorización, la semilla.


Rufino Tamayo Museo 2, Oaxaca
Rufino Tamayo Museo 2, Oaxaca (Photo credit: woo.is.mee)
Eso que germina es un temor. La historiografía es la ciencia que estudia el Miedo. La determinación de todas las perspectivas a una perspectiva aparente. La Historia, una voluntad de verdad. La historicidad, ésta tierra convertida en roca.

El orden de la representación que así entonces se atiene se encuentra perpetuamente aterido, dispuesto siempre a su intersección asistencial; que sólo a tal asistencia el lector existe, la lectura insiste e interpretar es [BP1], todo yace detrás. Explicar, comprender o interpretar  son intermitencias que ya difieren de un todo el mensaje, o mejor dicho, se presentan. Al orden interno de las ciencias, la analítica, es la confrontación jerárquica de sus conceptos. Potencia de asunción, de crítica, de razón y respuesta.
Ante la epistemológica de lo humano sí se asume al campo de los posibles implicados - experiencia -, no queda algo, que ya todo ha sido dicho. La predicación es sólo el sitial de la lógica que resguarda al aparato de identidad. Lo predicado, bueno, cualquier cosa ya de aquí se nombre por comunicar - a fin de dar un ejemplo - señala que la comunicación es predisposición temporal a la albura de un manto. El texto, su posibilidad de condición, es de sí pose de una determinación única: la muerte.

[Federico García Lorca]

[El silencio y la albura de su manto]

[El régimen de obediencia]
Elegía del silencio
[primera estrofa]

Julio de 1920

Silencio, ¿dónde llevas
tu cristal empañado
de risas, de palabras
y sollozos del árbol?
¿Cómo limpias, silencio,
el rocío del canto
y las manchas sonoras
que los mares lejanos
dejan sobre la albura
serena de tu manto?






 [BP1]Y es la diferencia pensamiento y acción sólo temporalidad dispuesta. Ella, el curso total del discurso, no sólo va e infiere por sobre el fenómeno las magnitudes propias de su presencia – cosa que el propio Platón llegó a definir por Idea –,.ya la temporalidad al gestar la necesidad del distinguir la evolución política de la polis de entre la polis misma - historia, saber y presencia – requiere ahora así inscribir en la trascendentalidad las proporciones mismas de la espera. Ella misma es la medida que todo lo mide.

La trascendentalidad, plano absoluto de la conciencia, es saber de sí  que sólo se arrastra tal al tránsito de Leibniz por Kant, cuando que ya Descartes les había flanqueado el paso al emporamiento del sí, lo mismo, saber eso sabemos que decimos: la subjetividad.

Y es que la revolución de las esferas cósmicas comienza a la resuscripción de la palabra. El signo, el símbolo, el canto, la escena, la metafísica, el ritual. Todo ello hace a la Institución.

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