martes, 24 de septiembre de 2013

Indagarnos | el ente de la estructura

Indagarnos | el ente de la estructura

Comprendo, cuando digo moral, un sistema de valoraciones
que se relacionan con las condiciones de vida de un ser.

De toda moral, ha solido decirse siempre: “Hay que conocerla
en sus frutos”. De toda moral digo yo: “Es un fruto
por el cual conozco el terreno donde crece”.
Friedrich Nietzsche, Voluntad de poder, 254 y 255

El ente de la estructura es el dato. Al comienzo del orden moral  la metafísica no es la metafísica, es el orden del Derecho.

A los principios morales reconocidos en Immanuel Kant –los principios superiores los nombra-, a la supuesta diferencia y necesaria exclusión a la razón pura de su alteridad -espectro donde luego se gesta la totalidad de estructura de la Crítica a la Razón Pura-, subsiste la misma condición ontoteológica atribuida por denuncia lógica al respecto de la temporalidad:

Las cuestiones de si el universo tiene un principio en el tiempo y de si está limitado en el espacio fueron posteriormente examinadas de forma extensiva por el filósofo Immanuel Kant en su monumental (y muy oscura) obra, Crítica de la razón pura, publicada en 1781. Él llamó a estas cuestiones antinomias (es decir, contradicciones) de la razón pura, porque le parecía que había argumentos igualmente convincentes para creer tanto en la tesis, que el universo tiene un principio, como en la antítesis, que el universo siempre había existido. Su argumento en favor de la tesis era que si el universo no hubiera tenido un principio, habría habido un período de tiempo infinito anterior a cualquier acontecimiento, lo que él consideraba absurdo. El argumento en pro de la antítesis era que si el universo hubiera tenido un principio, habría habido un período de tiempo infinito anterior a él, y de este modo, ¿por qué habría de empezar el universo en un tiempo particular cualquiera? De hecho, sus razonamientos en favor de la tesis y de la antítesis son realmente el mismo argumento. Ambos están basados en la suposición implícita de que el tiempo continúa hacia atrás indefinidamente, tanto si el universo ha existido desde siempre como si no. Como veremos, el concepto de tiempo no tiene significado antes del comienzo del universo.[i]

Ninguna teoría historiográfica puede ser sancionada sin ésta haber aportado como tal un régimen de diferencia para la historiografía por método científico,[ii] es decir, habilitar y haber habilitado, disponer y haber empleado, emplear y haber dispuesto, de un criterio positivo a bien estatuir el dispositivo técnico disciplinario que indique, señale y constituya la comprensión fundamental del sernos quienes somos. Una tecnología es quien hace al hombre.[iii]
Ninguna historiográfica, ninguna historiograficidad, se abstiene del ir uno en consuno al existirnos, al ser del hombre. Es el ir uno en consuno al existirnos y después somos quien somos nosotros, el hombre.
De la disciplina y la técnica, de la obediencia de una doctrina a su propiedad, los quehaceres del historiador… Labores del comprenderse.

Su aporte entonces, para la historiografía por disciplina y sanción metodológica, no sólo se inscribe al espectro cronológico de un antes y un después, sino que refiere, en la temporación de su temporalidad de área, la existencia ontológica clara y demarcada de una historicidad apropiada en civilización por el hombre, una contingencia que antecede y sobrepasa el campo del espectro de la experiencia reflexiva del historiador.[iv]

No nos referimos a otra cosa que a la Civilización misma. Su contingencia, el señalarse de la contingencia misma por el CRITERIO POSITIVO de diferencia para la institución de disciplina, es LA ESTRUCTURA CIENTÍFICA.[v]  A ésta, a tanto de EXPERIENCIA REFLEXIVA, la indagatoria fenomenológica busca, desde su negatividad de fundamento, remitirla al instante mismo en que el propio pensamiento es experimentado -un evento. Por instante la institución cronológica de la metafísica kantiana reconoce el acaecer apropiado de una absumisión positiva al régimen de la experiencia convalidada por los aparatos de investigación institucional… no hay posibilidad de condición a retener en un salto el evento.  Al régimen de experiencia entonces, donde el evento ha quedado ya siempre elidido, nos referidos de su propia negatividad al sentido categórico de la ACCIÓN, allí detrás entonces la INSTITUCIÓN METAFÍSICA ENTERA.

Por [aporte], en la labor del comprenderse, nos referimos por respecto de área a la construcción historiográfica pura que Heidegger refiere para su método  de destrucción al respecto narrativo-categórico de la historicidad “El otro comienzo”.

El método, para la historiografía, es una historicidad absoluta.

El método para la historia es subducción de negatividad.

El error general del historiador radica en plegarse al despliegue de la polémica por la norma de la disciplina a una consideración que sanciona el concepto de Ciencia por un concepto ya definido.[vi]

Ciertamente apunta en esta dirección Álvaro Matute cuando procede en su narrativa a la anunciación de estas sentencias al respecto de la NECESIDAD:

La teoría de la historia, en cualquiera de sus vertientes, es hija de la necesidad, como tantas cosas. La necesidad, en este caso, es la de dar a conocer una proposición, la mayoría de las veces novedosa, acerca de porqué y cómo hay que trabajar en la historiografía. La teoría de la historia, en este caso, puede darse a priori o a posteriori. Por lo general, hay dos vertientes: la crítica y la propositiva, aunque, en realidad, muchas veces la teoría contempla ambas posibilidades. La teoría crítica es aquella que tiende a poner en tela de juicio las verdades prevalecientes en una época o que son patrimonio de una escuela. Como a muchos no les gusta quedarse en la fase negativa, entonces proponen lo que debe hacerse, después de haber señalado lo que no debe hacerse. Otros, simplemente, proponen sin destruir a sus predecesores, porque no creen que esto sea necesario; porque su teoría, en realidad, no pone en crisis lo generalmente aceptado, sino únicamente lo enriquece con alguna aportación más.

La teoría social es luego quien sanciona las labores del comprenderse al tanto del quehacer del historiador.[vii] La teoría de la historia se encuentra sometida en una dialéctica de poder al orden y normativa de la teoría social contemporánea.

¿Qué hace entonces Álvaro Matute?

El modelo historiográfico al que se remite Matute es el de las generaciones de la Revista Annales, de Francia. Más su lectura, su interpretar fundamental de la historiografía y de todo fenómeno historiográfico en consuno, no es la comprensión teórico modélica de un Fernand Braudel… y sólo por considerar a este historiador el consumador de la metafísica epistémica en que, por método, la Escuela de Annales instruye una disciplina historiográfica.[viii]

El tanto del quehacer del historiador es un quantum hermenéutico. La teoría, sancionarla por realidad, a la realidad reconocerla en la razón…allí detener el investigar.[ix]

Allí entonces entre todo, la cláusula hegeliana a la filiación kantiana de la doctrina de dogma de exégesis. Hegel, Ciencia de la lógica, p.40:
El espíritu es lo negativo, es lo que constituye las cualidades tanto de la razón dialéctica como del intelecto; niega lo simple, y fundamenta así la determinada diferencia del intelecto; al mismo tiempo la resuelve, y por tanto es dialéctico. Pero no se detiene en la nada de esos resultados, sino que en esto es igualmente positivo, y de esta manera ha restaurado lo primero simple, pero como un universal, que es concreto en sí mismo; bajo aquél no se subsume un particular, sino que en esa definición y en la solución de la misma lo particular ya se ha determinado.
Álvaro Matute,  p. 13:
A partir de 1940 la teoría de la historia y la historiografía se van a enriquecer y van a entrar dentro de nuevos cauces. El rasgo fundamental es la profesionalización del historiador. Anteriormente la vocación historiográfica se daba plenamente, ya que quien escribía historia lo hacía por libre voluntad, sin contrato por medio o tiempo completo con alguna institución. Sin embargo, esta ventaja liberal anterior, llevaba consigo una fuerte dosis de frustración para aquel que, como Orozco y Berra, "cuando tenía tiempo no tenía pan y cuando tenía pan no tenía tiempo"

El método entonces, en la profesionalización del historiador mexicano, significa obediencia, el sitial de adscripción en historiograficidad del método analítico kantiano… ¿El tránsito a la profesionalización del quehacer del historiador? La condición de la Ilustración en su crítica a la religiosidad eclesiástica… el carácter intacto de la moral en el decurso de la edad moderna para con el mundo contemporáneo… así se refiere luego en magnitud hermenéutica la calidad y la condición del Estado.







[i] Stephen Hawking, Historia del tiempo.
[ii] Y toda teoría, aún las teorías lógicas, matemáticas, aún las teorías atemporales de toda física y de toda geometría… son teorías historiográficas.

¿qué es la teoría al espectro de la historiograficad?
¿Qué es la doctrina al espectro de la historiograficidad?
¿Qué es la ciencia al espectro de la historicidad?

La tecnología y la retención del espectro de presencia en el instrumental técnico de sus fines comerciales y sus disposiciones industriales.

[TÚCÍDIDES… LA INTERPOLACIÓN CIENTÍFICA…] [Tucídides mismo ante Herodoto] [Luego así el espíritu de Occidente es la traspolación de institución en el decurso del espíritu… de Tucídides a Sócrates y de Sócrates a Aristóteles]

Una historia de la filosofía relatada sin Platón es la historia pura de la historiograficidad.

[la completa vaguedad de miras…el hartazgo en que occidente se suscita…] [su voluntad de transformación]

¿Qué le pasó a España? América misma… ella misma en España…

Tucídes entonces, la administración de sus saberes… el instrumentarse del representar…el representarse…

Túcídes de él mismo…

La percepción por totalidad de su época:


De esta manera fueron señores de la mar, y por espacio de catorce días metieron y sacaron fuera de la ciudad todo lo que quisieron. Mas al fin de estos días volvió Pericles con los otros navíos, y los encerró de nuevo en la villa. Poco después recibieron gran socorro de Atenas, que fue cuarenta barcos, capitaneados por Tucídides, Hagnón y Formión, y veinte navíos de los confederados, cuyos capitanes eran Tlepólemo y Anticles; y de Quío y Lesbos llegaron treinta naves. Aunque los samios hacían algunas escaramuzas y salidas por mar durante el cerco de la ciudad, que fue de nueve meses, como vieran que no eran poderosos para resistir largo tiempo, se rindieron con estas condiciones: que los muros de la ciudad fuesen derribados, que diesen rehenes y entregasen todos sus navíos a los atenienses, y para los gastos de la guerra pagasen una gran suma de dinero en determinados plazos. También los bizantinos concertaron obedecer a los atenienses, como lo solían hacer antes. Pasado algún tiempo comenzaron las diferencias entre los de Corcira y de Potidea, de que antes hicimos mención, y entre todos los otros que ya dijimos, las cuales fueron ocasión de la guerra de que hablamos al presente.
Estas son, en efecto, las guerras que los griegos tuvieron, así contra los bárbaros como entre sí, desde que el rey Jerjes partió de Grecia hasta el comienzo de la que ahora escribimos, por espacio de cincuenta años, durante los cuales los atenienses aumentaron en gran manera su imperio y poder, cosa que los lacedemonios sentían y comprendían muy bien, pero no lo impedían, sino que vivieron lo más de este tiempo en paz y reposo, porque no eran muy ligeros para emprender guerras, ni las declaraban sino por necesidad, y también porque estuvieron ocupados con guerras civiles, hasta que vieron que crecía el poder de los atenienses más y más cada día y que maltrataban y ultrajaban a sus amigos y aliados. Entonces determinaron no sufrirlo más y acudir a la guerra con todas sus fuerzas para abatirles si pudiesen. Cuando declararon por decreto que los atenienses eran quebrantadores de la paz y alianza, y habían injuriado a sus aliados y confederados, enviaron a Delfos para saber del Oráculo de Apolo, qué fin tendría aquella guerra,

y el Oráculo respondió:
Que de cierto vencerá
quien fuere más esforzado,
y llamado y no llamado
su socorro les dará.

Habiendo acordado y determinado la guerra por consejo, llamaron de nuevo a sus aliados y confederados a la ciudad de Lacedemonia para consultar el negocio y determinar todos juntamente si convendría comenzarla. Cuando llegaron los procuradores y embajadores de las ciudades, celebraron el consejo para que habían sido llamados; y como los otros hablasen primero culpando a los atenienses, y concluyendo que se les debía hacer la guerra, al final hablaron los corintios, que al principio habían hablado y rogado y persuadido a los otros confederados que comenzasen la guerra inmediatamente contra los atenienses, temiendo que, mientras consultaban, les tomasen éstos la ciudad de Potidea. Y saliendo en medio los últimos de todos, hicieron el razonamiento siguiente:

«Varones amigos nuestros, aliados y confederados, no hay razón para culpar a los peloponenses, que no querían determinar la guerra contra los atenienses, puesto que nos juntan aquí para este propósito, por lo cual conviene a los que son caudillos y presidentes de los otros, como lo sois vosotros, que conforme son honrados y acatados sobre todos, tengan igual respeto a las cosas de los particulares, mirándolas como a las públicas, para que sean bien gobernadas y tratadas. En cuanto a lo que toca a nos y a los otros que ya nos hemos apartado de los atenienses, no es menester que nos enseñen cómo nos debemos guardar de ellos. Solamente nos conviene amonestar y avisar a aquellos que habitan la tierra firme lejos de los puertos, donde se hacen las ferias y mercados, que será bien sepan y entiendan que si ellos no dan ayuda y socorro a los que moran en la costa, el trato y comercio de sus bienes y mercaderías les será muy difícil, y lo mismo el retorno de aquello que les llega por mar. No deben ser, por tanto, jueces injustos de lo que tratamos al presente, diciendo que no les toca a ellos nada; antes deben saber que, si no se cuidan de los moradores de la costa y los dejan sucumbir, el peligro y daño vendrá después sobre ellos. Atiendan que la consulta presente se hace tanto por ellos como por los otros, y por eso no deben ser perezosos ni negligentes para emprender esta guerra, a fin de que después puedan tener paz. Porque si es de hombres sabios y prudentes estar quietos y no moverse, si ninguno les injuria, así también es de buenos y animosos, cuando son injuriados, trocar la paz por la guerra, y después de bien hechas y provistas sus cosas volver a la amistad y concordia, no ensoberbeciéndose con la prosperidad de la victoria en la guerra, ni por codicia de paz y reposo sufrir  las injurias. Porque todo hombre que por amar el sosiego es perezoso para vengarse, pronto se ve privado del deleite que toma en el descanso; y asimismo el que a menudo provoca la guerra, ensoberbecido con la prosperidad, suele desconocerse a sí mismo, con una crueldad y ferocidad poco segura y menos cierta, porque no hace con razón lo que es obligado a hacer; aunque muchas veces sucede salir bien de las empresas locas y temerarias porque los enemigos son necios, mal aconsejados en lo que emprenden, y muchas empresas que parece se acometen con saber y discreción, salen mal porque no las ejecutamos como las propusimos y determinamos. Siempre tenemos buena y cierta esperanza de las cosas que emprendemos, pero, al ejecutarlas, muchas veces faltamos por miedo o por temor en la obra.


Tengamos en cuenta que Tucídides muerte antes el final de la guerra, legando a la posteridad el todo de algo que él mismo desconoce al respeto de un alto completo.

[iii] A lo absoluto emerge ciertamente su totalidad, la aniquilación hermenéutica de ideología de respectos.

LA IDEOLOGÍA DE RESPECTO ES LA PROPIEDAD] [ELISIÓN DEL BIEN, DE LA APROPIACIÓN, DE LA POSESICIÓN]

ALLÍ DONDE CANTA Y SE RETOSA EL IUSNATURALISMO….
HISTORIOGRAFÍA EN LA INSTRUCCIÓN, EN LA INSTRUCCIÓN HISTORIOLÓGICA….

Jorge Carpizo… La Constitución de 1917:

[iv] La fenoménica constituye la analítica a la confección de la presencia.
[v] …[CFR. SUPPE, ANKERSMIT, KUHN ante la doctrina del concepto de Immanuel Kant]
[vi] Es un error a la totalidad de la disciplina, homólogo al de los Testigos de Jehova, que consideran por principio de la realidad el nombre mismo de Dios…según estos Jehova… Dios es aquel de quien sabemos sin saber su nombre.
[vii] Metodología y necesidad. Historia de la historiografía mexicana.

Nos parece ahora descubrir que la historia, considerada en grandes periodos, es la realización de la lucha del hombre por alcanzar su liberación. La lucha contra sus enemigos: el hambre, el miedo, la miseria, la explotación, la tiranía, la ignorancia y el fanatismo. Es la suma de los anhelos individuales por ser, por cumplir con lo que en cada hombre hay de humano.

[viii] Cfr. Fernand Braudel, La historia y las ciencias sociales, p. 88:

Las explicaciones que preceden no son más que una insuficiente introducción a la ciencia y a la teoría de los modelos. Y falta mucho para que los historiadores ocupen en este terreno posiciones de vanguardia. Sus modelos apenas son otra cosa que haces de explicaciones. Nuestros colegas son mucho más ambiciosos y están mucho más avanzados en la investigación cuando tratan de reunir las teorías y los lenguajes de la información, la comunicación o las matemáticas cualitativas. Su mérito —que es grande— consiste en acoger en su campo este lenguaje sutil que constituyen las matemáticas pero que corre el riesgo, a la mínima inadvertencia, de escapar a nuestro control y de correr por su cuenta. Información, comunicación, matemáticas cualitativas: todo se reúne bastante bien bajo el vocablo mucho más amplio de matemáticas sociales.

Ante esta confianza, en la cual Braudel orienta el decurso institucional de la disciplina historiográfica, nada más cabe pensar en la historiográfica misma de la teoría de modelos… en la ideología cientificista en quien encalla al espectro filosófico del sujeto trascendental de Kant el historicismo. La doctrina estructural.

Los ocasos en donde encalla la doctrina de estructuras a todo caso es el mismo en Braudel o en Matute… la presunción desde el espectro de la teoría historiográfica de una verdad fundamental para con la existencia misma de la civilización del hombre. Un gobierno del decurso a la condición y dignidad de los saberes…

BURCKHARDT: Die Kultur der Renaissance in Italien, el libro de Jacob Burckhardt —«el espíritu más sereno del siglo xix», como ha dicho no sin razón J. Huizinga—, fue publicado en 1860, con una tirada restringida. Su lectura nos transporta a un mundo muy diferente del de Guizot. En este caso el Occidente no es concernido ni en todo su espacio ni en todo su pasado. Del amplio álbum de la civilización occidental tan sólo es retenido un instante, uno de los más brillantes. El Renacimiento, cuyo nombre lanza Jacob Burckhardt después de Michelet (1855), es captado en sus fuentes italianas con gran lujo de investigaciones y de precisiones, superadas sin duda por la actual erudición pero no por ello olvidadas: hasta tal punto la inteligencia de este libro, siempre por encima de lo que permitían las perspectivas del momento, es evidente y resplandeciente. ¿Se encuentra, sin embargo, Burckhardt, en la mitad de su vida, en entera posesión de su visión de la Historia, a saber, la reducción a la «tríada» a la que más tarde limitará todo el pasado de los hombres: Estado, Religión y Cultura?

¿Se encuentra Fernand Braudel en entera posesión de su visión de la historia para entonces poder sancionar a Burckhardt, pretender validar cualquier otra investigación historiográfica? ¿Qué verdad se sanciona a priori desde el método historiográfico de Braudel al espectro significante de “VISIÓN DE LA HISTORIA”? ¿Cómo se dispone entonces el espectro significante del respecto “VISIÓN DE LA HISTORIA” a bien sujetar por análisis cualquier otra comprensión histórica, cualquier otro tratamiento historiográfico?

La labor de la vocación, una posesión... un servir en instrumento al poder estatal…su gobierno…
[ix] Este detener el investigar es el mismo que detiene y fija los respectos analíticos de Tucídides, el ello por modelo en el periodo en donde se movilizan sus herramientas y su dialógica…

¿qué tanto entonces se distancian las disposiciones de Tucídides para con la historicidad al respecto de la historiograficidad que transcurre en el tránsito de los discursos de Pericles?

El discurso historiográfico por periodo, ante el discurso histórico ilimitado…el investigar y el momento de la disciplina…los institutos de la libertad.



El desarrollo de ingeniería y tecnología del alma en la administración de la ciencia historiográfica por prescripción general de la cronologicidad.


El cronologicismo… ¿cuándo y cómo el discurso y la discursividad encalla por civilización al espectro de tal llanura?

T.S. Elliot para Hayden White.

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